jueves, 21 de febrero de 2008

... Y llegó nuestro pequeño Jon


No recuerdo con exactitud las palabras de mi madre, apenas me acababa de dormir. Pudo ser “ya está de camino” o “ya puedes venir a Madrid”. Colgué y, confuso por la hora y la emoción, recogí algunas ropas y libros que había desparramado por aquel trastero que me estaba haciendo las veces de cuarto provisional, en casa de Daniel. Salí precipitadamente hacia la estación de autobuses, envuelto por esa fría intimidad del despuntar el alba. Lloviznaba sobre la calle que estaba desierta, excepto por algunas sombras entre los árboles del viejo cauce. Compré el billete y el autobús salió pronto. Ya estaba de camino, tenía casi cinco horas de viaje hasta llegar a Madrid. Parecía tan irreal… ¡Jon estaba naciendo! ¡El hijo, el nieto, el sobrino tan esperado! En ese momento me parecía que el tiempo había pasado demasiado deprisa.

Hacía nueve meses que María me había llamado para decirme que estaba embarazada. Recuerdo que desde ese día comencé a escribir un diario al que iba a ser mi sobrino. Entonces pensé que sería precioso que supiese, cuando tuviese uso de razón, que era muy esperado y querido por su tío. Ahora, además de eso, creo que también es bueno que sepa lo inconsistente que es, y probablemente será, su tío, pero ésa es otra historia.

María nos había comunicado su intención de dar a luz en casa, si la gestación era buena y el parto se preveía sin dificultad. Creo que el resto de la familia envejecimos, si no unos años, algunas semanas. Lo primero que pensé fue en el disgusto que mamá se llevaría. María nos envió un poco de información sobre el parto natural en casa. La verdad es que lo leí todo, pero a los minutos de que me lo hubiera dicho, comprendí que si María había decidido eso, seguramente estaría bien. No volví a inquietarme, ya que tengo una confianza ciega en ciertas cosas con mi hermana, y ésta era una de ellas. Luego comprobé que, efectivamente, muchas mujeres estaban optando por un parto de esta naturaleza, debido a ciertos protocolos bastante deshumanizados, tanto para la parturienta como para el bebé, que se aplican indiscriminadamente en los hospitales.

Así que todo se había preparado para el parto en casa de mi hermana. Una vez que comenzara con las dilataciones, la familia Fenollar Cortés y la Vázquez acudiría a acompañar a mi hermana. Así pues, nada más llegar a Madrid, cogí el metro y fui a casa. María, Raúl y la matrona estaban el la habitación de arriba, y en el salón nos encontrábamos Amatxo, Aita, Cinta hija, Cinta Madre y Pepe. Calma tensa. Parecía que Jon no salía todavía. Al rato, nos fuimos a comer todos los del salón. A la vuelta, se precipitó todo. Alguien arriba pidió un trapo húmedo, creo recordar, y mamá subió con él y ya se quedó arriba. Todavía recuerdo la impresión, y la emoción, que sentí al ver cómo mamá subía y se quedaba para ayudar a su hija a dar a luz. Las mujeres, siempre fascinantes, obtienen la fortaleza suficiente para mantener, en silencio, el mundo en sus espaldas. Mamá no sólo ayudó a dar a luz a mi hermana, sino que cortaría el cordón umbilical. Las mujeres nunca dejarán de sorprenderme.

Pero a Jon le costaba salir, y María comenzaba a dar muestras de cansancio. ¡Qué sentimiento de sobrecogimiento al escuchar el dolor de María! No me sobrecogía sólo porque sufriera alguien que quiero, sino porque quien sufría era mi hermana María. Y es que ella siempre ha cumplido perfectamente los dos papeles privilegiados que puede llegar a tener una hermana mayor. De amor incondicional y de protección. Siempre sentí su mano cuando más lejos estaba, en distancia y en opinión, siempre ha sido un lugar seguro al que volver. Sin silenciar la crítica, la sonrisa fue siempre más sonora. Es un ejemplo de fortaleza, de coherencia y de valor, siempre lo ha sido, y tengo la íntimida convicción de que esta familia ha permanecido unida por ser ella el pilar sobre el que sustentan y rotan las relaciones entre nosotros. Así que, escuchar a mi hermana sufrir, hacía que algo dentro de mí se retorciese. Poco podía hacer yo, más que poner mi frente sobre el cristal de la puerta que nos separaba y enviarle, como una oración, todo mi amor y mi fortaleza. “María, un poco más, un poquito más”. Por alguna razón, estaba seguro de que mis palabras llegaban a ella.

Pero Jon seguía si llegar. A veces escuchábamos a mi madre, o a Raúl, decir que ya asomaba la cabeza, nos mirábamos con felicidad los que estábamos abajo, el silencio se hacía cristal y espera, ¿Ya está? ¿Había nacido? Pero entonces María caía desde la angustia y todos rozábamos las lágrimas. Pepe estaba sentado en una silla, con los brazos cruzados y la mano sobre la frente. Papá y yo salíamos al balcón, nerviosos. Cinta madre, compungida, suspiraba, y decía continuamente; “Pobrecita mía, pobrecita mía”. Cinta hija entraba y salía son nosotros. ¿Pero qué pasa Joncete? ¿Por qué te cuesta tanto salir?

La voz de mamá sonaba firme, la matrona y Raúl, todos la animaban. “No puedo más”, decía quebrándosele la voz a María, “no puedo más”. Cada vez que decía eso, me revolvía, y me dominaba un dolor primigenio, profundo, y casi sentía un breve resentimiento por el pequeño Jon que tanto daño le estaba haciendo. “Empuja, empuja” le decíamos todos “empuja un poquito más”. Aita se puso un poco de pacharán, le acompañé. De vuelta a los lamentos, que poco a poco iban creciendo, y estos sí que parecían ser los últimos. Pero nada, se deshacían en un lamento como miles de navajas. El silencio, ya metal, sólo era atravesado por las plegarias de la madre de Raúl. ¡Sal ya Joncete!

“Un último empujón” “vamos, vamos, que ya está”. Silencio. El silencio previo al estallido de emoción. Un llanto brevísimo, apenas dos segundos, no llega ni a tres. ¿Era él? ¿Había nacido? “No puede ser, no ha llorado nada”. Pero entonces mamá nos dijo; “Subid, ya ha nacido”. Y ahí estaba María tumbada, con Raúl a la espalda sosteniendo su cuerpo, y una pequeña manchita roja entre los pechos de María. ¡Era él! ¡Era Joncete! ¡Por fin! Rompimos a llorar de alegría, de cansancio, de emoción, pero rompimos, estallamos, como se derrumba un edificio, un castillo de naipes, no sé, nos abrazamos entre lágrimas. ¡Ahí estaba nuestro precioso Jon bajo una manta, ya revolviéndose buscando el pezón, con los ojos hinchados y sin un lamento en su rostro! María tenía una cara estupenda, y creo que fue la única que no lloró (bueno, quizás tampoco Pepe, pero no estoy seguro). Abrazamos a Raúl, besamos a María en la frente, en la pequeña cabecita oscura de Jon, los unos a los otros. ¡Qué emoción! ¡Nuestro pequeño kukuxito ya estaba en la familia! Había costado, pero ya estaba entre nosotros.

Sin duda, Jon me dio el día más emocionante de mi vida, y qué queréis que os diga, para ser su primer día en la tierra, no es mal comienzo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues nada JAvi, que me ha gustado mucho tu artículo. Conmovedor (y no soy irónico). Realmente ha sido tan enternecedor que casi se podría decir que ha llegado a perturbarme. Cuando los escritores en potencia nos hablais acerca de vuestra propia vida y de vuestras experiencias personales quedais siempre bien. Da igual como os expreseis, bien o mal. Si le poenis pasión al relato siempre triunfareis. Pero bueno yo afortunadamente no soy crítico literario así que esto que acabo de decir está de más.Peor no lo que te diré ahora:
Yo sigo pensando en que pese a lo bonita que ha sido la historia con la que me has conmovido lo de los partos naturales y todo eso es un reducto pequeñoburgués en el que yo sólo logro ver reminiscencias cristianas (“parirás con dolor a tus hijos”) y eso por no hablar del deplorable vínculo “especial” que crea la madre con el hijo, ya que al parecer, en estas situaciones, resulta más intenso que en los partos asistidos. O sea, que por si ya no fuesen poco las características neojipis y neoburguesas que acompañan a todo lo “natural” encima hay que seguir tragando con los sempiternos vínculos entre madre e hijo en el momento del parto, y bueno, eso es una tragedia porque todos sabemos que la maternidad es un lastre (OH GLORIOSA SIMONE DE BEAUVOIR) y que la mujer no será persona digna hasta que no logre despojarse de las cadenas que la atan al yugo opresor y patriarcal. Además, que un nacimiento no es motivo de alegría en ningún caso porque ¿qué demonios se celebra? La aparición de una vida arrojada a este mundo para sufrir y experimentar la angustia en sus carnes laceradas por el transcurso de su propia existencia. Nacer es destrozarte la salud, no te engañes. Yo quiero ser como el Baryoná, el de la obra de teatro de Sartre, cuando se paseaba por toda la Galilea para impedir que las mujeres diesen a luz a más niños y así de paso se terminar con la ocupación y la opresión romana porque al no existir una realidad concreta ésta no podía ser dominada. Pero bueno, lo que yo trato de decirte es que deberíamos festejar la muerte y no la vida porque javi ¿qué rodea al nacimiento? ¿qué elementos se hacen ahí presentes? Dolor; llantos; sangre; médicos o variantes; familia; preocupación; incertidumbre; angustia; aguas que se rompen y que se desparraman como símbolo de carencia y augurio de mala suerte, pero en contraste a todo esto ¿qué es lo que hay en los tanatorios? Animadas conversaciones; reencuentros entre viejas amistades; temperatura ambiental y agradable; buenos recuerdos para el difunto, que aunque haya sido el mayor hijo de puta del mundo se le perdonarán todas sus maldades en el momento de la muerte, y por no hablarte de las tanato-cafeterías donde el alcohol brota y corre a raudales como leche y miel en la tierra prometida, sim embargo en las cafeterías de los hospitales nadie toma alcohol. Son tan sanas y convalecientes. Te invito desde este momento a que hagas una comparación crítica y pos-estructuralista entre los partos naturales (tan de moda) y los velatorios naturales (los que se hacían en las casas) (práctica en desuso) Y no me vayas a salir con la patraña de que la omnipotente y omnipresente SANIDAD los prohíbe porque yo ya me quedaría a cuadros al no saber qué criterios médicos o higiénicos se siguen para no permitir que un muerto pase unas horas en casa y sí para que un recién nacido, con muchas más defensas que un actimel como todo el mundo sabe, nazca en una casa insalubre y llena de gérmenes, y pase con que tu hermana tenga la casa limpia y confortable, que no lo dudo, pero los pisos colmena en los que se hacinan 4 matrimonios, hijos, nietos y biznietos resultan confortables para mí, pero no para el pequeño actimel ¿ves como el parto natural es un snobismo pequeñoburgués emparentado con el uso de yerbas, plantas medicinales y prácticas de tai-chi?
Querer volver a lo pasado y a los orígenes “puros” es la metáfora misma de un pensamiento reaccionario y retrógrado aunque eso sí, adornado con pinceladas progres y falsamente revestido de modernidad. Como ya te dije por el messenger la obrera siempre va a dar a luz sentada en un carrito por los pasillos de un hospital gritando: PONENME LA PUTA EPIDURAAALLL!!!!!! Tú me dirás entonces que lo que hace falta en este país son casas limpias, pero no, es mentira, lo que hacen falta en este país son más casas como estercoleros y políticas sanitarias “inmaculadas” de una vez por todas. Tampoco me vayas a salir con eso que siempre dice mi madre desde su obcecada y rancia mentalidad: “pues toda la vida se ha hecho así y nunca ha pasado nada. Pues yo nací en la casa de la abuela y mira lo sana que estoy”. Claro… sana… sobretodo mentalmente; como si el equilibrio, la cordura, la coherencia y el tener las cosas claras fuesen elementos positivos en una persona. Ja. Vaya una idiotez. Piensa en el trauma que le podréis generar a tu sobrino cuando sepa que no nació como la mayoría de los nacidos en su generación. Se sentirá como un ser fabuloso y mitológico.
Otra cosa que me ha gustado mucho en la historia es tu propio estado emocional… incertidumbre, perplejidad, desasosiego y al final hasta caes en el pacharán. Sientes rabia y “odio” hacia el causante de los gritos de dolor que da tu hermana, pero al mismo tiempo podría decirse que estás allí en su honor. Le hace pensar a uno en la complicada que es la mente humana. Tu individuismo casi te hace caer en el humanismo de cura, pero no, te mantienes fuerte, o eso parece porque al final acabas llorando como todos. Me fasciiiinaa verte en esa posición: Omnidebil, tan enhumanada ¡qué contraste que tu personalidad de a diario! ¿Cuándo eres más tú? ¿Cuándo te enhumanas o cuando te endiosas? No te lo digo en plan borde, te lo juro, a mí me gustas dentro de tus dos naturalezas posibles, la divina y la humana, pero es una pregunta que me acaba de surgir ahora mismo.
Está bien contemplarte por la expectación de algo nuevo que no tenías y que ahora sí vas a tener, pero sábete que eso ya nunca se volverá a repetir porque las personas son como los objetos y las cosas (herramientas de las ideas y del lenguaje). Si obtienes la misma cosa repetidas veces aunque cada vez se te presente con rasgos diferentes acabarás hartándote de ella. A mí casi que también me hizo ilusión tener a mi primer sobrino y puede que hasta el segundo, pero debido al fanatismo religioso de mi hermana y cuñado, pues ambos son máquinas performativas de engendrar biológicamente niños y de producir culturalmente masculinidades y feminidades, se me ha pasado la ilusión, lo cual me llena de angustia, y cuando me anuncian que vuelven a estar preñados yo sólo puedo decir mirando al cielo: ¿OTROOOO? Pero estate tranquilo porque a ti no te tiene por qué pasar como a mí, que desde luego soy un monstruo. Y a ti parece que te gustan los niños. Yo los odio y ellos me odian a mí. Saben que yo sé que ellos me quitan la vida. Veo a mi hermana y a mi cuñado agobiados, sin a poder salir casi nunca, sin viajar, llenoos de responsabilidades creadas y buscadas fanáticamente por ellos mismos. uufff.. ¿cómo puede renunciar uno a su propia vida por generar una nueva? Por eso mi familia cristiana dice que el hijo es la expresión del amor que se tienen los padres, debe ser por eso, pero yo prefiero expresarme de otra manera. Esos tsunamis lloran sin parar, gritan, son caprichosos y no me gusta el olor de su piel hasta que no entran en la adolescencia, cuando sus cuerpos comienzan a hacerse interesantes, pero sólo sus cuerpos. Sus mentes siguen teniendo tanta basura como la que hay en mi propia cabeza. No sé a qué mueve el deseo por tener un hijo. Soy tan monstruoso que no lo puedo entender y, salvo que me redima, no podré entenderlo nunca. Además, ese “deseo” como tal no existe, es un constructo falaz diseñado por la sociedad occidental que valora a las mujeres como fuerza de producción (reproducción) que se hace patente en el capital, que en este caso es el capital humano. Por otro lado el deseo, sea cual sea, siempre se asocia vilmente a la carencia, a la necesidad o a la falta de “ago”, pero eso no es deseo, eso es fantasma. En el antiedipo de Deleuze y Guatari se ve como el deseo no viene provocado por la necesidad sino que es el contrario, es más bien el deseo lo que provoca la carencia y la privación cuando no puede ser colmado.

Luego otra cosa en la que tú hermana sí estuvo muy fina es en lo de las políticas deshumanizadas de los hospitales. Ahí sí la veo ya crítica con el bipoder.ole ole y ole ¿Cuándo tu hermana es más ella? ¿Cuándo es consciente de las astutas y perversas prácticas de los hospitales o cuando le da teta a su retoño? Te animo otra vez que hables de ese tipo de prácticas porque a mí personalmente me dejas con la mierda en los labios. A mí me preocupa mucho todo esto, sobretodo los procesos quirúrgicos infantiles de asignación sexual, no de re-asignación no no. Asignación así tal cual. Porque como tú bien sabes no sólo el género masculino y femenino es una invención social y cultural. También el sexo es construido. Qué ocurre con los sexos que no pueden ser dichos? ¿qué ocurre con los niños que no pueden ser enunciados sexualmente? ¿qué pasa con las existencias que no pueden ser calificadas como hombre o como mujer? Si un bebé nace con dos pares de cromosomas X, oviductos, ovarios, y útero, pero con un pene y un escroto externo ¿qué demonios es? ¿es niño? ¿es niña? . La cirugía pediátrica reaparece ante estos casos como un sistema o como una máquina “naturalizadora” que opera a través de la moderna tecnología de la amputación. Claramente podemos observar en el caso de los intersexuados como es la mano del hombre (del médico) la que construye a través de prácticas quirúrgicas una “naturaleza”, pero ¿cómo demonios podemos hablar de construcción de una naturaleza que se supone inherente?
Dado que la medicina, con sus hordas de enfermeras, biólogos y psiquiatras actúa rápidamente para “normalizar” y “corregir” lo que ante sus omnipresentes ojos no es normal, el fenómeno de la intersexualidad es hoy en día algo muy desconocido fuera de la medicina especializada.
Y bueno ya para terminar yo creo que el mejor regalo que se le puede hacer a tu sobrino es proporcionarle, a su tiempo, el conocimiento de que su nacimiento generó intensos y acalorados debates por el hecho mismo de haber nacido. Que alguien de menos de cinco años genere polémicas, sean las que sea, es un buen comienzo, mejor incluso que el que tú tuviste en la casa de tu hermana.

En fin javi. Ahora te doro la píldora, cosa que me encanta hacer y te vuelvo a decir que siempre es bueno y alucinante leer cosas tuyas. Que escribes bien; que es difícil cansarse de leerte y bueno… que me he quedado con ganas de saber más. Además te diré que tienes un sobrino GUAPÍIIIIISIMO y que debe ser el sueño de todo gran pedófilo y que deseo fanáticamente que esa mancha roja, que ahora es color carne, se haga grande y fuerte, y que transcurrida una larga vida se encauce hacia una feliz muerte que tú no logres ver porque ya estés dándole por culo al demonio.

Y que conste que todo lo que he dicho hasta ahora ha sido para gloria y honor tuyo (ad maiorem Javiei gloriam et honorem et in saecula seculorum) Porque del comentario ese de política que hiciste hace una semana no hubiese dicho nada bueno. Qué mal me sentó ese texto (tu texto) y los comentarios del venezolano. No puedo ni recordarlos. EL texto de política estaría bien escrito y todo eso, pero ya te he dicho que no soy crítico literario así que el problema que yo veo no está en como dices las cosas sino que directamente está en lo que dices, pero quédate tranquilo porque estar en las antillas de lo que yo piense te hace mejor persona. Sólo un apunte más: guarda el artículo de política junto al que has escrito ahora para que cuando tu sobrino lo lea todo pueda darme la razón.

Adios.

Antonio Rubio

Anónimo dijo...

Yo pongo uno aquí, chiquitito, chiquitito... se me ha puesto la carne de gallina, muy bonito Javitxu. Precioso. A mi es el que más me ha gustado de todos los que has puesto. Kuku tiene suerte de tenerte como tío.
Rafa

Javitxu dijo...

Hola Antonio

Como siempre,tus escritos me evocan a José. Sabes que te tengo en gran estima intelectual, y que cuando estás esplendoroso, sólo puedo caer ante tus pies. Pero no es el caso, en este comentario no has estado muy fino. Además, y que sepas que he leído con horror el argumento ése de las casas con 4 familias obreras... ¿Cómo te permites caer tan bajo con semejante panfleto? Pero si eso está vetado hasta en las juventudes comunistas de Murcia. Ahí me has fallado.

Luego tu argumento está muy manido en ciertos aspectos. Se puede desprender de él de forma tan clara esa esencia pequeñoburguesa. Es una forma, la tuya, menos honesta de decir "todo para el pueblo pero sin el pueblo". Intelectuales de pipa y alcohol. Dicen defender a la clase obrera, ser vanguardia (no te engañes, lo de negar ser vanguardia de la clase obrera y ponerse por debajo de cualquier sujeto de dicha clase, es relativamente joven, quiás desde el 68)pero luego no comprenden las pequeñas cosas que nos unen como seres humanos al margen de la clase. Me recuerda a aquellos estudiando parisinos escribiendo gilipolleces en los muros mientras la imaginación tomaba el poder. Atajo de niñatos. Tus palabras, considero, emanan de aquello, pero procesadas por ese sentimiento de derrota y lejanía que dejaron los ochenta y noventa.

Que no, Antonio, que no. Que la gente no se complica tanto, que las teoría que tan bien conoces son escritas por y para intelecutales de universidad y subvención. Cogí ciertos libros de teoría Queer y no los pude acabar, de hecho algunos no pasé de las primeras páginas... ¡Y eso que se puede decir que estoy algo acostumbrado a ensayo complejo! Eso es para abofetar a quien lo ha escrito. Menuda mierda. ¿Para qué coño escriben algo que no entienden más que ellos mismos y cuatro académicos más? Que hay diferencias entre hombres y mujeres más que evidentes, que esas diferencian enriquecen, y no son contradictorias con otras diferencias entre personas al margen del género. Que si una persona nace con dos órganos reproductores (aunque uno sea deficiente)la gente querrá que sea lo que le haga feliz. Y que si nace con cuerpo de hombre y quiere ser mujer, adelante, será mujer para los demás. Y ya está. ¡Ésa no es la batalla! La batalla es la igualdad de derechos al margen de la condición sexual, racial, política, etc.

Que Dios castigó a la mujer a parir con dolor, como castigó al hombre a ganar el pan con el sudor de su frente. Que parir es sufrir, sin duda, pero también es la inmensa alegría del fruto. María, mi hermana, como buena científica que es, me explica sus sentimientos con Jon de manera sorprendente (y sorprendida), porque dice que se crea en ella un vínculo que jamás había experimentado. Que es que quiere a Jon más que a sí misma. Que le quita vida social, claro, pero es que le da otra vida, que el tiempo pasa, querido compañero, que no podemos vivir siempre este individualismo (que comparto contigo) de vivir siempre por y para nosotros.. y horrorizarnos ante la idea de que alguien pueda limitar nuestros pasos. Pero eso pasa, eso también pasa.

Todos los días, todos sin excepción, veo varias veces el breve video, de cuatro segundos, en el que Jon da sus primeros pasos. En serio, que no me canso. ¡Y a la mierda la psicología, y la filosofofía, la medicina... que ninguna de ellas valen ni una sonrisa de Jon!

Por cierto, deberías empaparte más de ciertas sabidurías orientales. Eres europeo, no te culpo, pero como filósofo, sabrás que nuestra filosofía occidental es teórico-especulativa y la oriental teórico-pragmática... es decir, que tiene carácter soteriológico. Para los orientales, la filosofía no tiene sentido si no ayuda a vivir, a superar el día a día... y tu filosofía, y sé que sabes infinitamente más que yo, es eminentemente occidental, y no sirve para nada más que escribir que libros que todos respetaremos y admiraremos pero que jamás abriremos. Pero de eso prometo un artículo, a ti dedicado, por cierto

Por lo demás, ya sabes que te aprecio.

Un besico nene...

Anónimo dijo...

Hola, Javi. Quería darte las gracias por el cómic pero, sobre todo, por esta entrada. Como podrás imaginar, me has emocionado hasta las lágrimas, cabroncete. Para mí fue el día más intenso y maravilloso de mi vida.

El comentario del verborreico Antonio ha sido impresionante. Me esforzaría en intentar responderle, pero le veo tan hundido en el resquemor y tan incapaz de disfrutar las cosas hermosas de la vida que sería imposible buscar un lenguaje común (además de que me llevaría horas que prefiero dedicar a otras cosas... como jugar con mi hijo).

Un beso


R

Anónimo dijo...

Hola R: ME parece genial que no desgastes tu tiempo conmigo y que lo dediques a jugar con tu hijo. Es lo mejor que puedes hacer, y sábete que eso te honra, aunque tú ya sabrás eso. Además, que como tú bien dices, sería imposible llegar a un lenguaje común... o no. El problema está en que tú le hablas a tu cunhado (este maldito teclado no tiene la letra enhe -escribo desde brasil-)de disfrutar de las cosas hermosas de la vida y para mí la vida ni es hermosa ni lo será. por eso me prodigo tanto en discursos vacios y absurdos. con mucha veborrea, como tú dices, más bien diarrea verbal tratando de compensar un poco y de esta manera mi incapacidad mental para otras muchas cosas, pero bueno, me alegra un montón que en tú vida sí hayan cosas hermosas, como jon y como tu mujer... no te imaginas el inmenso placer que me provoca eso, y todo esto sin conocerte de nada, pero esa es tu vida, no la mia. La vida no es hermosa; será hermosa tu vida... por lo demás... no me compadezcas, en serio, a mí me gusta mi vida así tal cual, y no me la imagino ni la quiero de otra manera. ni mejorar ni empeorar. yo quiero aceptar lo absurdo de mi vida, gozar y mutar.

antonio

Anónimo dijo...

k mierda mas fina